En fin, puedo explicar esta vez por qué llevo semanas sin pasarme por el blog. Del 13 al 19 de octubre estuve en Santiago de Chile, en mi calidad de comisario español del primer festival Santiago Negro. Un acontecimiento memorable, qué voy a decir yo. El magnífico equipo chileno del festival, y el impulso del director del Centro Cultural de España en Chile, Andrés Pérez Sánchez-Morate, y la inteligencia del comisario chileno, Ramón Díaz Eterovic, lo hicieron posible. Y mis estupendos cómplices españoles, no quiero olvidar a ninguno: Juan Madrid, Andreu Martín, Juan Bolea, Domingo Villar, Kama Gutier y Mercedes Castro. Sobre cómo salió, escuchad a los chilenos, navegad por la blogosfera. Yo debo callar aquí.
Y del 21 al 25, con sólo un día en medio para venir y pasar el jetlag, Getafe Negro. De éste voy a decir menos aún. Mirad los blogs, la prensa, etcétera. Sólo resaltaré la profesionalidad, inteligencia, simpatía y amenidad de mis colegas suecos, con los que aparezco en la foto de arriba (bueno, con los más jóvenes de ellos). Vinieron Maj Sjöwall, Thomas Kanger, Asa Larsson, Mari Jungstedt, Jens Lapidus, y la viuda (moral, que no legal, de Stieg Larsson), Eva Gabrielsson, que supo emocionar durante dos horas a 200 personas.
Hasta nos sacaron en la tele:
Para cerrar esta entrada, una foto de la performance inaugural de Santiago Negro, con los dos comisarios atados y sometidos a hábil interrogatorio por unos despiadados policías (por suerte, eran actores, y los puñetazos fingidos, pero cantamos igual).
Abrazos fatigados pero felices.