Por estos fosos, los del castillo de Montjuïc, pasaron gentes de toda clase y condición. Pasaron y ahí se quedaron, fusilados. Se suele recordar a los anarquistas, y en especial al más infortunado de ellos, Francesc Ferrer i Guàrdia, que pagó por la Semana Trágica sin tener nada que ver con ella. O a Lluís Companys, el desdichado president de la Generalitat entregado a Franco por Hitler.
Pero hay más. También aquí murió el general Antonio Escobar, que ganó Barcelona para la República, al frente de sus guardias civiles, el 19 de julio de 1936. O el general Manuel Goded Llopis, que estaba ese día en el bando de enfrente, y que perdió la partida. Y en el castillo estuvo preso Fermín Galán, antes de partir a Jaca a enfrentarse con su destino. Le consolaba estar cerca del fantasma de Ferrer i Guàrdia, a quien admiraba y seguía.
Aqui están todos juntos, ahora. En esta tarde de otro julio, por fin en paz. Espero.
Por cierto, estos cañones ya no apuntan ni le darán a nadie. En otro tiempo, se volvieron contra Barcelona. Espartero incluso hizo que los disparasen (no el de la foto, más moderno). Los de nuestro desconocido y olvidado siglo XIX eran unos cafres de mucho cuidado.
P.S.: He vuelto. Estuve currando mucho, escribiendo algunas cosas y terminando de poner a punto otras, ya escritas, pero que necesitaba afinar. Espero que las leáis pronto. Bueno, una de las cortitas salió hoy, la tenéis
aquí.
Abrazos.