sábado, 21 de abril de 2012

En Humanes y el Times Literary Supplement





Ayer, 20 de abril, fue un día para recordar. Lo que veis en la foto es real. Desde ayer, así se llama la biblioteca municipal de Humanes, una pequeña ciudad de 20.000 habitantes de mi querido sur de Madrid. De aquí en adelante, y como bien podéis entender, ocupa un lugar en mi corazón.

No voy a contar muchas cosas. Fue una bella tarde, con mi familia y los generosos vecinos de Humanes, encabezados por su alcalde, José Antonio, sin olvidar al concejal de Cultura y Educación, José Manuel, y a la bibliotecaria, Misericordia. Qué lección, verla trabajar, junto a su equipo, y hablar con su club de lectura, para desmontar esa simpleza que creen algunos, que llegado Internet sobra todo lo que se creó en torno al libro tradicional y todas las figuras que contribuyeron a su difusión y desarrollo: editores, libreros, bibliotecarios.

Seremos lectores conectados y digitales, o no. Pero en ambos casos, ante todo, seguimos siendo personas que aprenderemos, siempre, de esas otras personas, sabias y entusiastas, que aman lo que amamos.




Y en el mismo día, me entero de esta reseña de Tom Bunstead en el Times Literary Supplement. En este enlace y en la captura de imagen tenéis el índice, pero el texto no es accesible. Para los que entendáis inglés, os lo transcribo a continuación.

Niños feroces (Fierce Children) is a novel about writing a novel, but reads more like historiographical musing than a piece of fiction. Lorenzo Silva’s subject is notionally Franco’s Blue Division, the 16,000-strong force that fought alongside the Germans on the Russian Front and, in a scaled-down version, under SS command at the fall of Berlin. The book’s main character is Lázaro, a Spanish creative writing student, and much of the narrative consists of his reflections on the difficulties of trying to think like these soldiers. Lázaro constantly worries that “I lack the military experiences that would allow me to command the subject”.

Lázaro concentrates on investigating the life of Jorge García Vallejo, a Blue Division member whom he learns about through the reminiscences of his creative writing tutor. García Vallejo witnessed his Nationalist father’s murder by Republicans in the Spanish Civil War; volunteering to fight the Russians was a way of playing out his consequent loathing for Bolshevism. Ideologically suspect we might now say, but there is still value in a discussion of his motives, particularly for anyone who assumes that the Spanish Civil War consisted of a Manichaean struggle between the forces of light and darkness. In his attempts to understand García Vallejo, Lázaro travels in the former soldier’s footsteps, spends hours reading his journals, and even interviews contemporary Iraq veterans, but the closest we ever get to him are reports of conversations he had with Lázaro’s tutor in the 1980s.

Why such circumspection? Silva is best known as a crime writer, so maybe Niños feroces represents an attempt to establish more highbrow literary credentials by picking a serious subject and showing that the author has read all the sources, from writers as politically diverse as Walter Benjamin and the founder of the Falange, José Antonio Primo de Rivera. Interestingly, Lázaro’s tutor encourages him in his careful attempt to write “history with a small ‘h’”. The tentativeness implied by this suggestion is refreshing, given the often febrile tone of political debate in Spain today.


Qué alegría por el dubitativo Lázaro, que se creía incapaz de escribir una novela y con la primera que hace va y se cuela ahí. Ya ha logrado algo que yo no logré. Pero lo digo sin rencor. De los logros de los hijos, uno se siente más orgulloso que de los propios.

Abrazos a todos.

viernes, 13 de abril de 2012

Quince años no es nada




Corría el año 1997. Un buen año, que me confirmó mi querencia desde niño por ese número que es también el de las estrellas de la Osa Mayor o, si se prefiere, el de las que lleva la bandera que le inventaron a la Comunidad Autónoma donde nací (mientras siga existiendo).

Ese año de 1997 tuve la fortuna de publicar dos novelas. Y digo la fortuna porque siempre lo es, que te publiquen, lo que implica que alguien te hace caso (y hasta ese momento, además, a mí me habían hecho bastante poco, como escritor y novelista). Pero también por la larga y feliz vida que habrían de tener esos dos libros, y que entonces era incapaz de sospechar.




Ahí veis sus cubiertas. Las de las ediciones originales, como debe ser. Desde aquellas, los dos libros se han reeditado una y otra vez, sin fallar un solo año, hasta este 2012. Uno de ellos ha seguido teniendo la misma cubierta. El otro ha ido conociendo otras muchas. Una, que me criticaron bastante, fue ésta, recogida del cartel de una película:




Pero bueno, cariño le tengo a la película, también, y no me pesa verla. Las tres cubiertas con que podéis encontrarlo ahora, en librería, bolsillo y ebook, son éstas:




Esta entrada, sin embargo, no es para hablar de cubiertas de libros. Sino una celebración y un agradecimiento por esos quince años de vida que les habéis dado a estos dos libros. Gracias a vosotros (y al decir vosotros me consta que aludo a muchos miles de personas, de todas las edades en ambos casos) tanto el uno como el otro están vivos. Y de qué modo.

Transcribo, con su permiso, la carta que me remite un profesor de Baleares que ha leído este curso, con sus alumnos, Algún día cuando pueda llevarte a Varsovia.

Este trimestre hemos trabajado en clase de literatura española con los alumnos de 3º de ESO su libro Algún día cuando pueda llevarte a Varsovia. La gran mayoría de los alumnos han entrado muy bien. Hemos hablado de un montón de temas a partir del libro: racismo, amistad, amor, valentía. Por supuesto, de literatura con todas las referencias que aparecen. Como es un colegio sólo de chicos les ha venido muy bien para entender la psicología femenina.
El otro día pusimos el concierto para violín y piano de Tchaikovsky en clase y fuimos leyendo los trozos del libro. En fin, un éxito. Aunque hayan pasado casi 15 años sigue siendo totalmente actual.

No os imagináis cómo le honra a uno leer algo así.

Como leer, también, lo que haciendo una búsqueda sólo de entradas recientes en Google, se desprende de los comentarios sobre La flaqueza del bolchevique de la bloguera de El cuento de nunca acabar, el de Los tipos duros no bailan, el de Maierismos, la de Trazando caminos o el de El antro de los vampiros y otros monstruos (alguno de ellos, deduzco, muy joven).

O comprobar, aunque sea anecdótico, que la película inspirada en la novela es considerada por muchos la mejor de su protagonista (razón aquí) o incluso la mejor adaptación de una novela española al cine, según esta votación de 20Minutos (ya podían haber votado en el Goya, cuando nos lo quitó a Manuel Martín Cuenca y a un servidor Isabel Coixet). Puede que sean sendas exageraciones, pero que haya quien lo piense no deja de resultar alentador.

O incluso, lo que dice el gran editor Constantino Bértolo, que en efecto fue uno de los que rechazó La flaqueza del bolchevique cuando era sólo un manuscrito inédito. Hubo algunos otros más, pero él ha sido el único que ha tenido la gallardía de reconocerlo públicamente.

En fin, lo dicho, que gracias, de corazón. Por ser con vuestra lectura, para estos libros y para su autor, el mejor seguro contra la voraz, inapelable y vertiginosa obsolescencia que este mundo en que vivimos se obstina en imponerles a casi todos nuestros empeños.

Abrazos.

sábado, 31 de marzo de 2012

Nucky





Ahí lo veis. Es Steve Buscemi, caracterizado como Enoch 'Nucky' Thompson, el inventor de Atlantic City, la ciudad del juego de la costa Este de Estados Unidos, modelo de lo que sería luego Las Vegas, eso mismo que nos quieren poner en Barcelona o en Madrid. Esta tarde tenemos a nuestros representantes (?) de ambas comunidades exponiendo sus méritos respectivos (¿hasta dónde están dispuestos a bajarse los pantalones?) para atraer la codiciada inversión.

Residente que soy en Madrid y Barcelona, y no lejos de donde se oferta sitio para el engendro en ambos casos, pienso mucho en Nucky, en su fortuna hecha con el tráfico de alcohol durante la prohibición, en cómo amañaba elecciones y convenciones republicanas de las que luego salían presidentes de Estados Unidos, y en lo bien y lo crudo que lo cuenta Boardwalk Empire, la espléndida serie de la HBO de la que está tomada la imagen. Y que hay que ver, si os gustan las historias rotundas, y no os importa sentir un poco de desasosiego.



Escribo esto antes de que Sheldon Adelson, el 'amigo americano' al que van a lamerle esta tarde la suela de los zapatos los emisarios de nuestros gobiernos (cita del impagable gag de Polónia, visible más arriba), decida a quien le planta el tinglado. Si vio la serie y le gustó cómo lucía el emporio de Nucky en su época de esplendor, con ese paseo de madera al lado del mar, habrá de inclinarse por Viladecans, donde le ofrecen una playa virgen (razón e imágenes aquí).

Si no, tal vez Esperanza Aguirre, con su superior persuasión, prevalecerá. En todo caso, como madrileño y barcelonés que me siento, el resultado de esta tarde será triste. Porque Adelson ni siquiera necesita manipular elecciones para que le extiendan la alfombra. Le hemos salido tan baratos que aquellos a los que hemos elegido se pelean por hacerle el servicio.

Abrazos.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Sí, esto es un libro





El título de esta entrada hace un juego de palabras con la anterior, la que publiqué hace unas semanas, cuando arrancaba la aventura del crowdfunding de Los trabajos y los días (o lo que es lo mismo, del libro elaborado a partir de este blog) a través de libros.com.

Entonces me preguntaba "si esto es un libro". Hoy, a falta de un día para que se cumpla el plazo de 30 que nos dimos (alguien dijo que era demasiado corto, o rígido, pero veo bien que las apuestas se acoten, para ver si tienen sentido o no), puedo responder a esa pregunta y decir que sí. Que esto, finalmente, es y va a ser un libro.

No he sido yo quien lo ha decidido, ni mucho menos. Tampoco los editores, aunque ellos fueron los que urdieron una propuesta que a mí, honestamente, no se me había ocurrido. Quien ha convertido en un libro esta gavilla de anotaciones colgadas al paso en el éter electrónico habéis sido vosotros, los lectores destinatarios de este blog, apostando en número y cuantía suficiente por esa edición que otros muchos (quizá con razón, o con sus razones) no veían.

Confieso que en algún momento, sobre todo cuando, tras el arranque de la iniciativa, que no fue malo, la cifra de aportaciones parecía no progresar, llegué a dudar de que la aventura fuera a salir adelante. Incluso me paré a analizar las razones de quienes decían, contra el criterio de los editores que lanzaron el proyecto, que las anotaciones de un blog, incluso seleccionadas, como era el caso, son fruto de la coyuntura y no justifican ser recogidas en un volumen impreso (física o electrónicamente). También me parecía digno de escucharse el argumento de quienes alegaban que para qué comprar un libro cuyo contenido se puede leer, todo él, gratuitamente, en un blog que está en la red accesible a cualquiera. Alguien cercano me dijo que en mi mano estaba desmontar esa objeción borrando el blog sin previo aviso, pero eso no es algo que tenga intención de hacer, ni para darle valor a un libro ni por ningún otro concepto. Este blog es mi espacio de diálogo personal con los lectores, me ha servido bien y seguirá haciéndolo.

Todos los reparos decaen ante el hecho de que más de 400 personas han aportado, con creces, los 3.000 euros necesarios para cubrir el coste de la edición. En el momento en que redacto estas líneas, y cuando aún quedan algunas horas, exactamente 3.183,75, esto es, un 106% de lo necesario.




Nunca pensé que una cifra y una barra de progreso pudieran ser algo tan hermoso.

La consecuencia de todo esto es que un libro nuevo, y diferente, va a ver la luz. Es nuevo y diferente porque surge con el impulso decidido y expreso de sus destinatarios, explorando una forma alternativa de edición, en estos tiempos de cambio e incertidumbre. Seamos conscientes: hemos de escribir, y tratar de publicar, en un contexto de crisis económica, desinterés de buena parte de la población por la lectura, recortes masivos (y los que vendrán) por parte de los poderes públicos en las políticas de apoyo a la cultura (políticas de las que nunca, por otra parte, deberíamos depender los creadores) y bajo la conmoción de una revolución digital que plantea la necesidad de revisión de un modelo productivo (el del libro tradicional) que muestra síntomas de inadaptación a una nueva dinámica en la demanda cultural, por obra y gracia, aunque no sólo, del impacto de la red y de la percepción disminuida de la propiedad intelectual como un derecho susceptible de restringir el acceso a la cultura. No necesariamente me gusta todo lo que he enumerado, pero son hechos y con los hechos hemos de convivir siempre.

Por eso me parece alentador lo que ha pasado con este libro, en el que la propia red ha servido de cauce para el pacto y el compromiso entre editor, autor y lectores, y por eso el libro, en sí mismo, tiene un valor especial y será, también, especial la sensación que tenga al tomarlo entre las manos. No sé el porvenir que tendrá el camino en el que hemos sido pioneros en España. Hay quien dice que sólo ha sido posible porque detrás había un autor ya conocido y con lectores (aquí, por cierto, me gustaría recordar esa regla del márketing según la cual ningún producto, por bueno o por reconocido que sea, se vende solo: todos hay que empujarlos y con todos se puede fracasar, sobre todo si se salen de la convención, y éste se salía de la convención de los productos editoriales a los que está habituado el lector español y también de los libros que yo mismo suelo ofrecer a mis lectores). Sea lo que sea, el futuro lo dirá. Pero entre todos hemos demostrado que aquí hay una vía posible. Y eso no era ni mucho menos evidente.

Ahora me toca corregir las pruebas de imprenta. Releeré esos textos a una nueva luz. La de saber que tienen ya lectores, los mejores y más generosos lectores que un escritor pueda soñar. La de constatar, contra las reticencias ajenas y las mías propias, que ya son un libro. Un libro que quedará, que poseerá alguien, que guardará alguien, que alguien acariciará.

¿Por cuanto tiempo? Vita brevis. Pero eso es lo de menos.

Abrazos.

Postdata: El barco de la imagen que abre esta entrada surca las azules aguas del Mediterráneo frente al cabo Formentor, en Mallorca. Es una imagen estival, frente a la gélida instantánea del barco atrapado por el hielo del Báltico en el puerto de Helsinki que abría la entrada con la que ésta dialoga. Lo hicisteis: deshelasteis el mar. Y el barco zarpó. Gracias.

Segunda postdata (del 22/3 a las 12.00): Acaba de concluir. Hemos llegado a 3231,71 euros, un 107% de lo necesario. Siempre me ha gustado el 7. Gracias por ese regalo adicional.

martes, 28 de febrero de 2012

Si esto es un libro





Abro esta entrada con una imagen simbólica, un barco atrapado en el hielo, en el puerto de Helsinki. Me parece a propósito para ilustrar el asunto del que se trata, una idea que ahora está inmovilizada, como ese barco, a la espera de que algo derrita el hielo que la apresa.

La idea, como en otras ocasiones, no fue mía. Por muy mayor que me haga, confío en que no me cueste nunca reconocer el mérito ajeno, y espero no llegar a la mezquindad de tratar de atribuírmelo, como observo que le ocurre a más de uno. Todo surgió de una propuesta de Libros.com, que son quienes han organizado todo y han seleccionado el material, entre lo que había disponible.

La idea en cuestión es hacer un libro, de papel y digital, a partir de este blog. La portada la podéis ver algo más abajo (han escogido ponerle mi cara, menos mal que la fina acuarela que me representa la desdibuja algo). Es una idea valiente, porque lo que aquí podéis leer no se escribió para adquirir esa forma, la de libro, sino para depositarse en este río incesante y pasajero de Internet, que como el de Heráclito impide bañarse dos veces en las mismas aguas. Ellos son los que han trabajado para sacar del blog, de los textos e imágenes que se han ido almacenando en él en los últimos tres años, algo que resulte perdurable y justifique su impresión y fijación en un libro. Y como el empeño no es ni mucho menos evidente, han apostado por una nueva forma de sacarlo adelante: el crowdfunding, o financiación masiva. Lo que quiere decir que el libro sólo saldrá si hay un número suficiente de personas que comparten la apuesta del editor. Todo queda, por tanto, a la voluntad de los lectores.




De vosotros depende, pues. Podéis navegar por el archivo del blog, mirar las fotos, los textos, y decidir si os gustaría tenerlos en un volumen impreso (que recogerá los que sus editores han considerado los mejores). Alguno ha dicho por ahí que es una apuesta fácil, que se trata de lanzar el crowdfunding (es la primera experiencia de Libros.com al respecto, y parece que también la primera en España) con un escritor que ya tiene implantación comercial. Puede ser. Pero no con el tipo de libro de que se trata. Os puedo asegurar que antes del planteamiento de Libros.com, no había ningún proyecto de sacarlo. Que probablemente, si su apuesta falla, el libro no existirá. Y no está asegurado el éxito. Nunca lo está.

Por mi parte, no he hecho otra cosa que dejarles el material. Es su apuesta, su idea, su modelo. Me preguntaron si podían empezar conmigo y este libro y no pude negarme. Me gusta colaborar con quienes exploran y tratan de abrir nuevos caminos. Lo considero incluso un honor. Si esto acaba siendo un libro, vosotros lo decidiréis. Confieso que a mí me haría ilusión verlo, por lo escrito aquí y por la fe de los editores. También porque sería una señal real, más allá de retóricas más o menos bienintencionadas o interesadas, de que otro modelo de mercado cultural es posible. Pero el autor, el editor, no son quienes sostienen el milagro de la lectura. Esta novedosa fórmula de edición permite hacer patente, de la forma más absoluta posible (haciendo existir el libro, o no) quién manda aquí.

Abrazos.

martes, 21 de febrero de 2012

Valencia, ahora





Haremos que primen la imagen y la inmediatez sobre la palabra y la profundidad: esto es Valencia, ahora. Mucha gente muy enfadada, chavales en su mayoría, pero no sólo. Ningún gobernante (o delegada del Gobierno, o jefe de Policía) debe felicitarse por algo así.

Tampoco es de recibo que los adolescentes españoles se hayan acostumbrado a utilizar "hijoputa" o "asesino" como forma de saludo a los antidisturbios. Sobre todo porque aquí hay un estado de Derecho ante el que responden esos policías que callan y que, cuando se calientan de tanto oír mentar a sus madres, golpean y a veces yerran.

Abrazos.

lunes, 13 de febrero de 2012

Una presentación especial





Sí, ya sé que todas lo son, pero esta tiene algo que no tienen las demás. Primero porque se celebra en una librería de las que saben hacerse un hueco en el corazón del lector y del escritor, la Librería Alberti de Madrid, en momentos en que hay quienes proclaman, demasiado precipitada y frívolamente, que las librerías de toda la vida han dejado de tener sentido y que podemos resolver todas nuestras necesidades como lectores a través de megalibrerías robotizadas. Bienvenidas sean las ventajas que este nuevo canal nos trae, pero no a costa de ese viejo tejido de civilización que son nuestras librerías de siempre.

En segundo lugar, porque se trata de presentar un libro cuando ya ha tenido ocasión de rodar, incluso de persuadir (de lo que no puedo felicitarme más) a no pocos lectores. La presentación es también una ocasión para reunir físicamente a quienes puedan y quieran acudir del club de lectura que está en marcha en estos momentos en Facebook, y que en la propia presentación celebrará así una especie de sesión extraordinaria.

Y en tercer lugar, porque el presentador lo es de verdadero lujo, para mí: Lorenzo Rodríguez, que tanto me ayudó, con su sabiduría y su generosidad, a construir la idiosincrasia del personaje de Lázaro, el narrador de la novela, un joven de hoy que encarna y representa, como el propio Lorenzo, la lucidez de una generación a la que los mayores hemos negado casi por completo el espacio de juego, y que así y todo busca, y encontrará, su sitio bajo el sol.

De todo esto, y por supuesto de Niños feroces, es decir, de aprendices de combatientes y aprendices de escritores, hablaremos el próximo viernes. Todos estáis invitados.

Abrazos.