viernes, 28 de mayo de 2010
Pongamos que hablo de Madrid
sábado, 22 de mayo de 2010
La noche de la literatura
Uno puede haber meditado mucho, haberse esforzado por asumir la propia diferencia y hasta por convertirla en un orgullo. En realidad, quién no procura salvarse de su tara convirtiéndola en insignia. Todo eso está bien, pero a veces, cuando uno anda desprevenido, viene la oscura conciencia que uno de los débiles más implacables que ha dado la historia, ese checo desgarbado llamado Franz Kafka, dio en simbolizar en un pobre tipo que una mañana se vuelve escarabajo y es repudiado por su familia, que se va de excursión cuando al fin el escarabajo muere. Como es sabido, dos de las cosas que más fervientemente desea el bípedo sin plumas son que nadie le repudie y que después de morirse nadie pueda hacer excursiones.
jueves, 6 de mayo de 2010
Solaris
“Solaris” de Stanislaw Lem - Una historia de amor
La historia trata de unos astronautas que viajan hacia un planeta para estudiarlo. Una vez en su órbita, empiezan a suceder cosas extrañas. Los astronautas reciben la visita de unas criaturas que los perturban profundamente, pero no por serles desconocidas, sino justamente por todo lo contrario. En el caso del protagonista, se trata de su joven esposa, muerta años atrás. No es un espectro: puede tocarla, besarla, hablar con ella. Y ella le responde, aunque parece un poco ida. No se trata, pese a lo que pueda parecer, de una historia de ciencia-ficción. O sí, pero los elementos de ficción científica resultan accesorios. Por encima de todo, Solaris es una de las más sobrecogedoras historias de amor jamás escritas. Y una de las que más hondamente reflexiona sobre ese misterioso mecanismo que nos lleva a poner aspectos cruciales de nuestra existencia en manos de otros, incluida nuestra misma ilusión de vivir. Es, también, una cruda alegoría sobre lo limitado del conocimiento humano. Los astronautas, que creen investigar el planeta Solaris, son en realidad las cobayas humanas con las que el planeta, dotado de inteligencia, está experimentando. Solaris se ha metido en sus sueños, sus añoranzas, sus miedos. Y los ha materializado a su lado para ponerlos a prueba. El protagonista acaba comprendiendo, desolado, que esa mujer a la que abraza no es su esposa. Y sin embargo, elige seguir creyéndolo. Y es que, viene a decirnos Lem, la fe es más necesaria que la verdad.