Espléndida mañana en la casa de Neruda de Isla Negra, a donde se ha trasladado hoy el festival Santiago Negro (que me honro en comisariar junto al escritor chileno Ramón Díaz Eterovic, con el apoyo e impulso de Hortensia Campanella, Francisca Rivera y todo su equipo desde el Centro Cultural de España en Santiago de Chile).
Los autores Roberto Ampuero (Chile), Claudia Piñeiro (Argentina) y Ángel de la Calle (España) han construido un hermoso y enriquecedor diálogo sobre las relaciones entre palabra e imagen, literatura y cómic (y cine). Cuando uno organiza algo así y lo ve fluir y hasta qué punto puede resultar fecunda y grata la experiencia, se convence de lo importante que es propiciar espacios donde la gente que tiene que decir diga y donde la gente dispuesta a escuchar escuche. Y uno piensa en todos los que viven ayunos de este alimento para el espíritu, y en todos los que maniobran para que sólo consuman y demanden subproductos. Es reconfortante estar en esta batalla por extender el conocimiento y la sensibilidad (en el caso de Santiago Negro, festival iberoamericano, de orilla a orilla) pese a todos los escollos, escaseces presupuestarias y demás molinos de viento que se oponen en el camino de la gestión cultural.
Gracias a estos amigos y al público chileno, iré para Getafe, donde tenemos el Getafe Negro del 14 al 23 (programa, aquí) con las pilas bien recargadas. Y además, estoy seguro de que al poeta le habría gustado escuchar lo que se dijo esta mañana. Era ávido lector de novelas policiacas.
Abrazos.
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