Como podéis ver a la derecha de este blog, tengo una cuenta de Twitter desde hace algunos meses. La abrí por probar este invento, que me parece menos invasivo que Facebook (contra el que me declaro objetor, así como contra todos sus émulos) y para usarlo por si alguna vez tenía algo importante que decir y/o avisar.
Pero parece que lo que se espera de uno cuando se abre una cuenta de Twitter es que vaya retransmitiendo su vida paso a paso. Y si uno es escritor, por ejemplo, que le cuente al público seguidor lo que va a hacerse de cenar. No me lo invento. Lo podéis comprobar en este reportaje de El Cultural.
Sinceramente, yo tengo mejores cosas que hacer con mi tiempo, y estoy seguro de que mis lectores también tienen asuntos más enjundiosos con los que distraerse. Además, de vez en cuando hasta tengo que trabajar doce horas al día durante semanas, que es lo que me ha pasado en las últimas tres, desde que terminé mis vacaciones, y en las que además de un viaje a ultramar he tenido que preparar la edición de un libro y una edición de Getafe Negro.
Por eso, y porque no tenía nada relevante que decir en 140 caracteres, he cometido la falta que me ponen de estar 20 días sin hacer tweet.
También porque las cosas que se me ocurren, y la comunicación que mantengo con los lectores, las llevo mejor a través de este blog, o del correo electrónico directo que ofrezco desde hace una década (y aprovecho el post para pediros disculpas por las dificultades que he tenido este verano, lleno de curro, para responderos a todos). Lo de los 140 caracteres tiene gracia para lo que tiene gracia. Pero que todo haya de pasar por ahí, me parece que roza lo totalitario.
No obstante, declaro mi intención de usar más el Twitter, en lo sucesivo. En particular vamos a hacer un experimento este año con el Getafe Negro. Quiero explorar sus posibilidades. Ahora bien, que nadie espere que haga guardia junto al pajarito. Sinceramente, no me parece una forma sensata de vivir. Y tiene el peligro de estar siempre soltando al universo lo primero que te pasa por la cabeza, lo que muchas veces no es necesario ni conveniente.
Incluso no me importaría abrir un Facebook estrictamente profesional (mi vida personal carece de interés público), si la empresa que lo mantiene no exigiera a mis lectores, para verlo, suministrarle datos personales que luego piensa vender sin ninguna limitación. Los aprecio demasiado (a los lectores) como para hacer de embajador de quien quiere reducirlos a mercancía.
Abrazos.
2 comentarios:
¿Y si te sacan roja te echan? Tiene gracia, como dices, hasta cierto punto. No estoy en contra de las nuevas tecnologías (bien utilizadas), pero me sorprende que Facebook y Twiteer tengan tantos seguidores, cuando hoy en día enseguida nos amparamos ante la Ley de protección de datos.
Una vez leído el repotaje de El Cultural, si sirve de algo te diré que a mí no me has decepcionado. Además creo que los datos sobre los seguidores de algunos autores son erróneos. No todos los lectores estamos en las redes sociales, creo. O igual es que yo me he caído de un guindo.
Un abrazo.
O quizás es simplemente lo que nos pasa a todos los que usamos twitter, que no es otra que realmente se trata de una herramienta que tiene un periodo de aprendizaje lento.. pregúntenle a quien quieran que lo utilice de manera intensiva, les dirán que siempre se tarda en coger, pero que al final siempre se encuentra el sentido, la utilidad y el fin.. y sin duda, seguir a Lorenzo Silva será un auténtico placer (y un secreto don Lorenzo, sin ánimo de acusarle de vanagloriarse en absoluto, pero le aseguro que aquellos que le sigamos no dejaremos de hacer nuestra vida por seguirle, eso sí, le leeremos cuando podamos y coincidamos y entonces será un placer mantener una conversación rápida, ágil y verdaderamente cercana con usted y los que por allí anden..)
un abrazo, y gracias por reflexionar en voz alta sobre aquello que la mayoría de la gente trata de forma somera..
@fernandosummers
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