martes, 12 de abril de 2011

Sólo era poesía





Pero se celebraban actos simultáneos en tres espacios y en todos ellos había gente, tanta como cabía y hasta a veces más, como se aprecia en la foto.

Ha sido Vilapoètica 2011, el I Festival de Poesía y Microrrelato de Viladecans, mi ciudad catalana, celebrado el pasado día 9 de abril. Una demostración de que a la gente le interesa algo más que las pajillas de Torrente (no le estoy negando la gracia, cuando la tiene) o los malabarismos de pie de Messi (tampoco le estoy negando el talento para lo suyo). Sólo hay que ofrecérselo. Lo que resulta enormemente difícil es que se consuma lo que no está disponible.

Más información, en el siguiente vídeo (en catalán, pero es una lengua romance, con un poco de afán se entiende, no me seáis perezosos más allá del Ebro):




La culpa del éxito es en buena medida de un grupo de ciudadanos. No han pedido subvenciones para echarlo a andar (al final las instituciones han puesto algunos eurillos, pero pocos), no han esperado a que los políticos se lo monten, no se han encerrado en la queja por la inacción de otros: han actuado ellos. Se han tirado a la piscina, han puesto su tiempo, su trabajo, su ilusión e incluso su dinero. Y el resultado ha sido que algo que no existía, existe. La creación, que es la que lo mueve todo y genera riqueza, económica y de la otra (y no la imitación o la reproducción de lo ya hecho, como parecen creer algunos ahora, valga la digresión).




La imagen precedente es de la apertura del festival, a cargo de su principal impulsora, la poeta Noemí Trujillo (bajo los auspicios de unos versos de Luis Alberto de Cuenca, que se ven mal en la foto en la pantalla junto a ella: "Porque la poesía no ha de ser un tedioso/ festín esencialista e incomprensible para/ los miembros de una secta, sino una fiesta alegre/ y comunicativa donde quepamos todos/ los hombres y mujeres del planeta"). Pero no ha estado sola: personas generosas como Abel Santos (excelente poeta a su vez), Azahara Raimundo, Gemma Rodríguez Rivas o Lorenzo Rodríguez, han regalado sin tasa sus energías al empeño.




Para abrir y cerrar, hubo danza. Un bello espectáculo montado por la coreógrafa Conchita Pradera e interpretado por los bailarines de su compañía. La última pieza, que es la última imagen del festival (le puso broche, tras más de doce horas ininterrumpidas de poesía) se llamaba, significativamente, Los ojos del poeta. Nos hacen falta ojos que miren así. Mucha falta. Por acercarnos a ellos, larga vida a Vilapoètica. El próximo, ojalá, en 2012.

Abrazos.

1 comentario:

kutxi dijo...

Esta frase me parece especialmente acertada: "Lo que resulta enormemente difícil es que se consuma lo que no está disponible". Y es válida para la poesía y para cualquier otra cosa, como bien sabes tú y deberían enterarse otros.

Saludos.