martes, 15 de febrero de 2011

Ese lugar





Si aún no lo has encontrado, tienes pendiente la única misión que importa que lleves a cabo. Se trata de llegar a ese lugar: allí donde puedas verte a ti mismo, ver cuanto te rodea, y decirte la verdad. Para luego salir, a los otros lugares, y seguirla diciendo.




No sé dónde estará el tuyo. El mío va y viene. Las fotos son de su última aparición, en la noche de fin de año: el claustro de la catedral de Lisboa, al anochecer. Con vistas al Tajo.




Qué ciudad. No por casualidad tuvo a su poeta. Y qué poeta.




Ya le he perdonado lo del pie, qué remedio.

Abrazos.

8 comentarios:

Atticus dijo...
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Atticus dijo...

Recuerdo esa luz. Yo también estuve en Lisboa el último día del año. Y disfruté de esa lentitud, la misma que tienen los versos. La que tiene la palabra melancolía, que es un estado de ánimo que tanto conviene a esa ciudad.

Por cierto, Lorenzo, no sé qué será lo del pie, pero la primera vez que estuve allí volví escayolado, la Estufa Fría, que resbala lo suyo.

De una vez a otra pasaron 16 años. Lisboa se había modernizado. No le vi ventaja alguna, pero me pareció que Pessoa protestaba desde su tumba en los Jerónimos.

Silva, Lorenzo dijo...

Un esguince, Atticus, al tratar de fotografiar la Torre de Bélem. Lo explico en una entrada anterior del blog.

Yo también conocí Lisboa hace mucho, 22 años, y aprecio que su modernización le ha quitado algo. Pero no todo. Y Pessoa sigue allí.

Cinzia Procopio dijo...

Hola Lorenzo, las fotos son espectaculares, e invitan a tomar un avión con carácter de emergencia, sobre todo porque Pessoa sique allí. Espero que te hayas recuperado del pie, o en proceso de estar mejor.
Un abrazo

Paco Gómez Escribano dijo...

Fotos muy bonitas de una ciudad que me encanta. Me gusta coger un tranvía que va por los barrios viejos y la costa para encontrar un buen bar en donde nomar una tajada de bacalao con vinho verde o un buen frango a la parrilla. O pasear de noche por sus calles empedradas. ¡Qué ciudad!

Microalgo dijo...

No se pierda las ginginhas (licor de cerezas) en cualquier bareto de por ahí.

Begoña dijo...

Impresionante. Sí, todos necesitamos ese lugar donde encontrarnos a nosotros mismos.
Besos

Marta Marne (Leer sin prisa) dijo...

Siiii!! He estado ahí!! Tengo unas ganas tremendas de volver a Lisboa, me enamoró hasta los huesos.