Lo que sigue es un artículo inédito que escribí para el diario Público, y que no apareció porque mi colaboración con ese diario se encuentra en trance de redefinición. Si a alguien le interesa, espero poder dar noticias pronto al respecto. Yendo al artículo, no quería dejar de darlo a conocer. Y como se entenderá al leerlo, no quería dejar de hacerlo antes del 6 de enero.
Casavella, in memoriam
El próximo 6 de enero alguien ganará el Premio Nadal 2009. Es un acontecimiento puntual y esperable, desde el día de Reyes de 1944, cuando una joven y desconocida autora, Carmen Laforet, se llevó (contra pronóstico) la primera edición de este galardón literario, el más antiguo de los que se conceden en España. Lo que nadie podía esperar era que ese día el vigente ganador del premio, es decir, el autor que triunfó en la edición de 2008, ya no se encontraría entre nosotros. El hecho, insólito, va contra la lógica intrínseca del Nadal, que una y otra vez se ha distinguido por reconocer a escritores con una proyección futura que muchos han confirmado con el paso del tiempo. Y no pocos de ellos (Delibes, Matute, Ferlosio) por espacio de varias décadas.
Intensidad y hondura
No, Francisco Casavella, ganador del Premio Nadal 2008 con la novela Lo que sé de los vampiros, no tenía que habérsenos muerto así, tan de golpe, sin tiempo siquiera para ceder el testigo. Porque sólo tenía 45 años, porque atesoraba un enorme talento y un ingenio desbordante, y porque a todo ello sumaba una capacidad de trabajo y autoexigencia que nos permitía a sus lectores esperar en los años venideros una obra repleta de inteligencia, audacia y satisfacciones. No era, aunque hasta el Premio Nadal no se hubiera hecho visible ante el gran público, un recién llegado: llevaba casi dos décadas escribiendo y publicando libros tan originales como significativos, desde El triunfo (1990) hasta la trilogía El día del Watusi (2002-2003), en los que se acercaba con una intensidad y una hondura infrecuentes a esos olvidados de la literatura española que son los habitantes de los márgenes de la sociedad.
Un formidable lector
Además, Casavella era un formidable lector. Había leído todo lo que hay que leer y bastante más, y recuerdo pocos guías tan fiables para orientarse entre el alud de libros que inundan las mesas de novedades y entre el ingente patrimonio acumulado de los clásicos de la literatura. Y menos aún con su instinto para intuir cuántos y cuáles entre los primeros pasarían a contarse entre los segundos.
Nos queda releerle
Por todo lo dicho, y por muchas otras razones que no caben en esta columna, resulta muy difícil aceptar que todo lo que Casavella podía dar, como lector y escritor, quedó interrumpido el pasado 17 de diciembre. A los que lo seguíamos sólo nos quedará (y no es poco) releerle. A quienes no lo leyeron antes, les aguarda aún la emoción de descubrirle. Fue un escritor que supo contar con pulso firme su lugar y su tiempo. Gracias a él se recordará mejor quiénes fuimos; incluso nosotros mismos nos recordaremos mejor. No deberíamos olvidarle.
Hasta aquí el artículo. Y una recomendación para terminar: el estupendo y emocionante artículo que ha publicado Luisa Castro sobre Casavella en El País:
2 comentarios:
Siempre es triste que los talentos se pierdan de jóvenes, aunque no creo que seamos nunca demasiado viejos para enfrentar la muerte y asumir el destino.
Yo que he descubierto a Casavella con su premio Nadal, he sentido mucho su pérdida.
Así agradezco este espacio para poder seguir a un escritor que me tiene enganchada en su libro: el blog del Inquisidor por varios motivos, entre ellos la trama.
Muchas gracias por escribir.
Un saludo y Feliz Año Nuevo, donde el nuevo premio Nadal a Maruja Torres, me dá otra alegría por ser gran admiradora suya.
Gracias de nuevo.
Rosa, desde Tenerife.
Sólo leí parte de "Lo que sé de los vampiros", puesto que aunque el estilo me agradaba, no encontraba la trama interesante.Fue este verano y no pensé más en Casavella hasta que me sorprendió la noticia sobre su muerte Tendré que probar con sus obras anteriores.
Y sí,saber de la redefinición de tu relación con Público será interesante para quienes seguimos tus escritos. De momento parece que vuelves con sección fija en el "Campus" de El Mundo, ¿no? Buen título ese de "Ha sido el becario";ya que ellos no pueden atreverse, al menos hazlo tú como vicario suyo.
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